viernes, 25 de diciembre de 2009

Cuando la realidad cambia el menú: el trágico aumento de la mortalidad infantil

Los datos difundidos en los últimos días por el Ministerio de Salud de la Nación sobre el índice de mortalidad infantil tocaron de modo diverso a las máximas figuras políticas nacionales y locales.

En una época del año en la que el carácter alarmante y sensible del tema se potencia, la presidenta Cristina Férnandez tuvo la ocasión de anunciar, no sin reconocer que "estamos lejos de los objetivos que nos hemos propuesto como sociedad y como Gobierno", un descenso del 0,8 de la tasa nacional en el 2008 con respecto a la registrada en 2007: de 13,3 por mil a 12,5.

En cambio, por su parte, al gobernador Luis Beder Herrera le tocó salir a manifestar su "entristecimiento" por la realidad provincial, luego de que el principal diario local titulará el 23 de diciembre que la mortalidad infantil en La Rioja aumentó dos puntos, registrando un 15 por cada mil nacidos vivos el año pasado (12,9 en 2007). Esto significa que durante ese periodo fallecieron 97 niños menores de un año. Según los especialistas, muchas de estas muertes derivan de causas prevenibles.

De acuerdo con estas cifras, La Rioja se ubica entre las cinco provincias con la tasa de mortalidad infantil más alta del país, detrás de Formosa (19,2), Chaco (18,0), Corrientes (17,0) y Catamarca (15,3). Todas superan el promedio nacional. No obstante, cabe señalar que tanto en Formosa como Chaco se registró una baja de entre el 2 y el 3 por mil. En el extremo opuesto, el de las provincias con menor medición, se encuentran: Tierra del Fuego (6,8) y Buenos Aires (7,7).

La nota periodística del diario local hace hincapíe en comparar la gestión del actual ministro de Salud, el médico Gustavo Graselli, con la anterior del contador Alejandro Buso, cuando se logró un descenso importante en la muerte de recién nacidos. Centrando la atención en un funcionario sobre él que ya hace tiempo caen versiones de ser uno de los "removibles" (y contra eso viene obteniendo el respaldo del Gobernador), el panorama se considera "poco alentador".

En tanto, Beder Herrera, a través de la prensa, manifestó que la situación "lo entristece", y como cierra el año exhibiendo el Programa de Erradicación de Ranchos, la entrega de viviendas del Plan Nacional Federal, la próxima distribución de laptops a los alumnos de las escuelas públicas, el paradigma funcional de la red provincial "Internet para Todos", y la aplicación de diversos programas asistenciales provenientes de la Nación como las políticas de mayor acercamiento a la acuciante realidad, marcada por la precariedad, de los sectores más pobres, sostuvo que revertir el incremento en la muerte de bebés "no pasa sólo por las políticas sanitarias, sino por la educación y la posibilidad de darle comodidades mínimas a las personas para 'sacarlas de la indigencia'". Esto último extraído de la nota que en mayor o menor medida replicaron diversos medios digitales este jueves 24 (los diarios de papel no salen los 25 de diciembre) y que se desprende de información difundida sobre el "copetín" que el mandatario ofreció a los periodistas para despedir el año.

Es inevitable relacionar esta referencia a "la educación y las comodidades mínimas" de forma directa con la estrategia publicitaria elegida por el Gobierno provincial para saludar a los riojanos con motivo de las Fiestas a través de constantes spot televisivos y la gráfica. La mayoría ya sabe que de ningún modo se puede subestimar esta ocasión para "marcar presencia" procurando instalar un mensaje en la ciudadanía. Si no, habría que preguntarle al intendente Ricardo Quintela, que por estas fechas no escatima recursos de propaganda para "abrazar en el corazón" a los capitalinos, avivando el "sentimiento" que caracteriza el vínculo con sus seguidores y que no pocas satisfacciones electorales le trajo.

No puede decirse que las apreciaciones del Gobernador sean erradas y que no constituyan parte de una visión contextualizada sobre un tema tan grave. Sin embargo, tampoco puede negarse que en cuanto a comunicación (y como nunca atravesamos el reino de la comunicación en, por y para el poder) todo es cuestión de foco. Si por estos días se eligió resaltar la necesaria erradicación de ranchos y la entrega de computadoras portátiles a docentes y alumnos, como lo demuestran las publicidades oficiales, ¿dónde se ubican las estadísticas que el Ministerio de Salud puso en bandeja a la Presidenta y entristecieron al gobernador riojano?

Evaluar la oportunidad de la llegada al tapete del informe sobre la mortalidad infantil resultaría como mínimo inaceptable. Pero hay que admitir que en el terreno del foco comunicacional, que es también terreno donde se juega la realidad, una parte muy importante e influyente de la realidad, la puesta en agenda de esta situación vino a trasmano y no hay propaganda con que darle. Es este segmento -reiteramos: que puede relativizarse sólo a muy alto costo- equivale a presentar un menú y que la atención se dirija a otra cosa, no contenida entre las opciones. Y aunque como ciudadanos optáramos por no mirarlo, debemos tener en cuenta que otros sí lo están mirando por nosotros. Serán los que se preocupen porque volvamos rápido la vista al menú fijado, o intentarán demostrarnos como lo preparado va precisamente dirigido a remediar ese déficit. Como se ve, acaban aquí las meras casualidades y comienza el escenario de las habilidades.

Según destaca la red de Periodismo Social, "el índice de mortalidad infantil señala la cantidad de niños que mueren antes de cumplir un año por cada mil que nacen vivos y -aunque pocas veces es tapa de los diarios- constituye uno de los indicadores más sensibles para medir el desarrollo social de un país, por lo que las naciones -incluida la Argentina- se comprometieron a reducir considerablemente la mortalidad infantil para el 2015, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio" impulsados por la ONU.

Especialistas en medicina destacan que en el país "el 60 por ciento de las muertes de niños menores de un año son posibles de reducir por diagnósticos y/o tratamientos oportunos durante el embarazo, el parto y en el recién nacido".

Bajo peso al nacer y enfermedades respiratorias encabezan las causas de muerte de los bebés. Las políticas sanitarias centradas en "el mejoramiento de la atención primaria, el seguimiento de madres en puerperio y de recién nacidos con visitas domiciliarias programadas, la capacitación de promotores de salud, vacunación y disminución del riesgo de embarazos adolescentes", son rescatadas como aquellas que dieron resultados positivos en los distritos que lograron reducir la tasa. Claro que también se hace mención a que estas premisas no pueden estar desligadas de la alfabetización y las mejoras habitacionales y de ingresos.

En una nota publicada por el diario Página/12 como repercusión al anuncio de la Presidenta, el pediatra Bernardo Chomsky sostuvo que "se mantiene un núcleo duro de bajar, que tiene que ver con la mortalidad neonatal precoz: es la que se produce entre el nacimiento y los primeros siete días de vida y tiene que ver con los bebés prematuros y las deficiencias en la atención médica". Chomsky es ex jefe de Neonatología del Hospital Argerich y miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría y de Asumen, la Alianza Argentina para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño, conformada este año por entidades médicas y científicas, Unicef y la Organización Panamericana de la Salud.

En opinión de este especialista, los problemas en el sistema sanitario son un aspecto crítico: "hay una enorme dispersión de recursos humanos y tecnológicos, lo que hace que la atención sea ineficiente. Proponemos la regionalización y la concentración. El 75 por ciento de las maternidades públicas del país atiende menos de 500 partos al año. Al atender un número tan bajo de recién nacidos no pueden mantener servicios de alta complejidad. Está estudiado que para que una maternidad resulte eficiente tiene que atender un promedio de cuatro mil a cinco mil partos al año. Esa cantidad de pacientes hace que la inversión resulte eficiente. Con tanta dispersión no podemos concentrar recursos altamente calificados para atender los cuadros graves".

Estos y otros factores estrictamente sanitarios deberían ser sometidos a una evaluación profunda en La Rioja. La cuestión merece al menos un análisis completo de las políticas sanitarias en la materia y la concurrencia de aportes de profesionales expertos locales. Una buena punta sería comenzar por la efectividad en la implementación de los programas nacionales y provinciales que con tanto optimismo se lanzaron no hace mucho tiempo con el propósito de erradicar las muertes infantiles evitables.

A mediados del 2008, en una gacetilla de prensa gubernamental, se daba cuenta de que "el ministro de Salud Grasselli junto al secretario Elio Díaz Moreno y la directora de Materno Infantil, Maricel Paredes, expusieron las cifras que muestran el descenso de mortalidad infantil en nuestra provincia en el año 2007. 'Veníamos con cifras alarmantes, en el año 2002 teníamos un 20, 8 por mil, en el 2006 bajó a un 14, 1 y en el 2007 llegamos a 12,7, lo que nos coloca por debajo de la media nacional', indicó el ministro".

Agregó que "estos números son un signo bastante importante sobre la mejora de la situación socio económica, la calidad de atención, prevención y parte terapéutica que hay en La Rioja" a pesar que muchos todavía hablan "que está mal el sistema de salud en la provincia", consignaba la nota.

Ahí mismo Graselli ponía de relieve que "a nivel regional La Rioja es la provincia que posee el índice más bajo" y se esperanzó: "podemos decir que el índice sigue descendiendo". Por su parte, la directora de Materno Infancia del Ministerio de Salud remarcó que "el indicador de mortalidad infantil es el indicador más sensible a cualquier variación socio-económica".

En ese entonces el contexto estaba dado por la muerte de un niño de 4 años que padecía desnutrición y la detección de otros 400 con diferentes grados de la misma afección en el departamento Chilecito. Esa información trascendió las fronteras provinciales y llegó a los medios de comunicación nacionales. El mismo Graselli hizo foco en la oportunidad en que "el caso puntual ocurrido en el oeste riojano sobre desnutrición infantil nos permitió aclarar que la desnutrición había disminuido en forma significativa respecto al año 2006 y anteriores".

Los datos ofrecidos por los funcionarios fueron confirmados cuando el Ministerio de Salud de la Nación difundió con retraso el informe en abril del 2009. Entonces los medios locales titularon: "bajó más de un punto la mortalidad infantil en La Rioja". Una vez más, se referían a la comparación entre el 2006 y el 2007. También se hacía mención a que, contrariamente a lo que sucedía en la provincia, a nivel nacional el promedio había aumentado un 0,4 por mil.

Pero la realidad se encargó de cambiar el menú una vez más y frustrar las esperanzas de los bienintencionados funcionarios de la cartera sanitaria. Llegaron ahora, muchos meses después, justo en diciembre para la Navidad y a la hora de los balances del año, los índices de mortalidad infantil del 2008 y las cosas no se dieron como se previeron. Todo lo contrario. Las estadísticas ponen a La Rioja con las cifras más altas de la región de Nuevo Cuyo y del Norte.

¿Por qué no tomarlo como un serio llamado de atención que requiere medidas urgentes para corregir los posibles errores y tomar las previsiones necesarias para esta vez ganar la mano y no tener que lamentarnos, entristecernos, los próximos años? Se trata de 97 bebés que murieron. ¿Cuántas de esas muertes pudieron evitarse?.

"Es honra de los hombres proteger lo que crece" -decía el poeta Armando Tejada Gómez y vislumbraba, con esas aproximaciones de la poesía que equivalen a verdades que deslumbran: "Importan dos maneras de concebir el mundo. / Una, salvarse solo, / arrojar ciegamente a los demás de la balsa / y la otra, / un destino de salvarse con todos, /comprometer la vida hasta el último náufrago, / no dormir esta noche si hay un niño en la calle".

¿Cuántas de esas muertes contenidas en la chata etiqueta de "tasa de mortalidad infantil" pudieron evitarse? El interrogante, y el profundo drama que encierra, debería desvelarnos. Sin contradicción con estas Fiestas, la erradicación de ranchos, la adquisición de laptos. Y con contradicción, qué importa, de todas las propagandas, triunfalismos y operaciones mediáticas, spots televisivos, conferencias de prensa.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Intensa lluvia, granizo y viento ocasionaron graves daños


(La Rioja, Argentina) - Cerca de las 20.30 cayó sorpresivamente sobre la ciudad una tormenta con granizo y fuertes vientos, lo que provocó diversos daños y calles anegadas.

Árboles, postes y cables caídos, gran acumulación de agua con inundaciones en algunas zonas, destrozos en viviendas precarias, voladura de elementos, rotura de vidrios en comercios y automóviles, cortes de luz en varios barrios, son algunas de las consecuencias que dejó el temporal desatado.


Asimismo, en el centro de la ciudad se registraron personas heridas por la pedrea, que alcanzó una cantidad y tamaño inusitados.

El fénomeno se extendió alrededor de 30 minutos. Personal de Defensa Civil, Policía y de la empresa de energía eléctrica recorren distintos sectores para asistir a los damnificados y procurar evitar accidentes.

Informe y fotografías: lariojainfo.blogspot.com